Alma de Nogal : Los Chalchaleros

jueves, 19 de agosto de 2010

ALEJANDRA CERSOSIMO - ETICA Y MORAL EN EL ANTIGUO EGIPTO

TUMBA DE SENEDJEM
http://personales.upv.es/jquiles/viajes/egipto/luxor.htm


Notas preliminares para el estudio de los conceptos de ética y moral en el Antiguo Egipto - Segunda Parte



Alejandra Cersósimo

Primera Parte
Apéndice: Textos



Introducción

En este ensayo delimitaremos el estudio de las nociones de ética y moral dentro del subsistema de la "literatura sapiencial", según Gertie Englund1 o de los escritos de la "élite letrada" según John Baines - y en su línea de investigación- que son la aplicación de una forma del paradigma oficial a la élite, mas no al pueblo entero.

Nos concentraremos en los escritos producidos durante el Reino Antiguo, particularmente de las dinastías V y VI (2500 a 2100 a.C. aproximadamente), denominados "instrucciones" o "enseñanzas" y autobiografías de altos oficiales. Para ello hemos seleccionado algunos textos de funcionarios, con la correspondiente traducción directa y una mínima crítica textual. Asimismo analizaremos el contexto social en el cual los autores estuvieron inmersos, particularizando las circunstancias sociales, políticas, religiosas y económicas contemporáneas.
En la primera parte de este escrito (ya publicado) se dejó establecido nuestra adhesión a la comprensión básica del concepto de Maat como orden e Isfet como desorden.
Asimismo dejamos enunciado en la primera parte del ensayo que la eficiencia era el elemento legitimante de la posición de los funcionarios durante el Reino Antiguo. Reiteramos que el problema central en los estudios sobre este tema es el análisis de estas fuentes desde el marco teórico judeo-cristiano y la adjudicación a veces forzada de conceptos ajenos a una cultura antigua.

El nudo del problema es, pues, qué era maat para el antiguo egipcio. El dilema es el abordaje al tema, pues es muy difícil comprender un modo de vida en un marco social específico, alejados de nosotros en el tiempo y el espacio, y cuyas carasterísticas se destacarán más adelante. Los egipcios dejaron una multitud de textos en donde plasmaron sus pensamientos, y, en su modalidad perceptiva la diferencia temporal entre un texto y otro, no les afectaba, pues el paso del tiempo no hacía perder el valor del escrito.

La "sabiduría" en sentido estricto designa un género literario donde la finalidad principal es la enseñanza de normas de conducta y de comportamiento sobre las cuales se regula la vida social, a partir de una actitud ética más o menos explícita. Las "enseñanzas" o "instrucciones" tienen una finalidad educativa. La palabra para "instrucciones" en egipcio es "sbayt" y proviene el verbo "sba" (instruir) y manifiesta su implicación coercitiva a través del determinativo semántico que es un hombre blandiendo su cetro de rango. Las "enseñanzas" egipcias implican un adoctrinamiento pasivo pues se trata de inculcar preceptos. En este caso el enunciador y el enunciatario se encuentran en desigualdad de condiciones pues predomina el enunciador y el enunciatario permanece pasivo como simple receptor de la instrucción por lo tanto no hay lugar para un debate. El enunciatario generalmente no es mencionado salvo porque su presencia es supuesta por el empleo de la segunda persona. En otro tipo de escritos las enseñanzas son enunciadas de la tercera persona al presente "general" o "gnómico" . Por lo tanto en la medida en que el enunciador apuntala sus preceptos en su experiencia personal, recurre ocasionalmnte a la narración y a la descripción. La instrucción se recibe de manera pasiva, indicando el pasaje a un nuevo estado de existencia, de una generación a otra. El enunciador debe ser un hombre de experiencia y de autoridad moral para que sean creíbles los preceptos que formula. Los autores de las "enseñanzas" en el Antiguo Egipto no se presentan como sacerdotes y mucho menos como profetas. Aparecen como oficiales de avanzada edad, comentando el final exitoso de su carrera, legándoles a su hijo o sucesor toda una serie de experiencias de vida. Pero en el caso de la autoría de estos escritos en general son anónimas pero esto puede deberse a que la tradición escrita es insuficiente y no conservó su nombre. Pero el destinatario puede ser ficticio o históricamente atestiguado (o convocado a título de garante). En la vida social a través de estos preceptos se regulaba la etiqueta y la actuación en conformidad al rango y la condición. El buen comportamiento está regido por un principio de base: la mesura. El comportamiento ideal es el del "silencioso" en el sentido del que se conduce en forma contraria al precipitado, impulsivo, arrebatado. Estas "enseñanzas" dejaban una guía de comportamiento y el aprendizaje de códigos sociales y tienen una ética implícita. En los textos más antiguos los dioses mantienen una gestión mediática con la sociedad humana a través de mecanismos autoreguladores que fueron instituídos por ellos y que es maat, el orden de la creación en general. Pero en el Imperio Nuevo se evidencia una crisis de valores que impactó en el pensamiento y formularon escritos en donde se tendió a fundar normas éticas en una relación personal directa con la divinidad. 2



El egipcio, no vivía en un cosmos que le era hostil o problemático. A la inversa de lo que sucedía en Mesopotamia, donde el humor de los dioses era cambiante, donde prevalecía la incertitud entre los habitantes, pues los dioses fijaban el destino año tras año y se conducían en forma incomprensible para los hombres. Los profetas hebreos - transportándonos sobre las centurias en estos renglones - estaban invadidos por una profunda ansiedad, pues conocían los mandatos divinos y la desobediencia del pueblo.



En estas "enseñanzas" queda claro que ellos vivían de acuerdo a los principios que enunciaban. Un alto oficial debía ser eficaz y excelente, esto implica que naturalmente tenía que ser veraz y justo, es aquí cuando ingresa el concepto de maat. Por lógica, no puede actuar contra ésta. "Discutimos la concepción de maat, que es una antigua intraducible combinación de significados. Los egipcios reconocían el orden divino, establecido en el momento de la creación, este orden se manifiesta en la naturaleza y en la regularidad de los fenómenos, se manifiesta en la sociedad como justicia y se manifiesta en la vida como verdad. Maat es este orden, la esencia de la existencia, sea que la reconozcamos o no."

Maat es un concepto totalmente ajeno al pensamiento contemporáneo y no puede traducirse a otro término actual. Encierra al mismo tiempo concepciones sociales, éticas y cosmológicas. Cuando en Ptahhotep se leyó la frase "Maat no fue perturbada desde el tiempo de la creación", esto indujo a H. Breasted en 1912 a hablar de un "optimismo que caracterizaba a las máximas"

Henri Frankfort está en total desacuerdo, puesto que para él, esta frase, muy por el contrario, representa una profunda convicción religiosa que inspiraba a las "enseñanzas". La concepción de maat expresa la creencia egipcia de que el cosmos es cambiante y los opuestos deben estar en equilibrio, en el sentido de "permanencia". Frankfort y sus seguidores excluyen en el pensamiento egipcio toda idea de progreso, revoluciones o cambios radicales, porque establecían un equilibrio 5 de lo creado con el orden establecido en el sentido, reiteramos, de "permanencia".

Las enseñanzas distinguen claramente dos tipologías de temperamento humano: la del hombre inmoderado y la del autodisciplinado, llamado comúnmente "hombre silencioso". El egipcio consideraba al hombre apasionado e inmoderado como un peligro. Era arbitrario, atropellado, abusivo, y en cambio, el segundo era paciente, moderado, calmo, pero por encima de todo, que tiene dominio permanente de sí mismo. "El ideal del hombre silencioso puede ser malinterpretado. El hombre silencioso es un hombre exitoso. Los altos oficiales se describen a sí mismos como ‘verdaderamente silenciosos’ y ellos lo hacen no como los cristianos con el espíritu de humildad, sino con la sabiduría que es particularmente egipcia. Ellos consideran que acelerar su éxito por la violencia de sus pasiones destruye la integración armónica (sic) en el orden existente en la cual solo es efectivo. (...) La verdadera sabiduría es el verdadero poder, pero significa dominio sobre los propios impulsos, y el silencio es un signo no de humildad, sino de superioridad"

Los egipcios ya hablaban de moderación antes que los hebreos, pues no era un "pecado" de la criatura contra el creador, sino la pérdida del sentido de proporción, de sujeción a sí mismo, que lleva al hombre al desborde. Mientras que para los griegos "Hybris" fue tomada por "Nemesis"7, para el egipcio la soberbia dislocaba la sociedad, trastrocaba el orden establecido. El templo de Apolo en Delfos, tuvo influencia religiosa y moral. Las máximas de sabios grabadas en el vestíbulo del templo, no profesan una moral heroica sino una moral al estilo socrático "Conócete a ti mismo", pero con un sentido de "Conoce tu condición humana y sus límites, no te expongas por la desmesura a la venganza de la Némesis divina" . La otra máxima "Nada de mucho" apunta a observar la moderación en toda cosa. Se trata de una sabiduría prudente y de la élite del siglo V a.C. Ptahhotep dos mil años antes había enunciado la máxima: "Si tu tienes el corazón ardiendo, modera su violencia. El hombre calmo remonta todos los obstáculos. Evita todo exceso".

Ptahhotep y mucho más tarde Amenemope (ca. 1300 a. C.) persiguen el ideal del "hombre silencioso", pero en el caso del primero, el silencio es comprendido no como cualidad del tímido, del humilde, sino del hombre superior, cuyo dominio de sí mismo se constituye por acopio de conocimiento.



Los egipcios condenaban la soberbia y creían que la retribución divina actuaba no en forma directa en los asuntos humanos sino en forma indirecta, a través del mantenimiento de maat, el orden establecido. Para el egipcio antiguo, ser generoso no era obedecer un mandato divino, sino la consecuencia directa de su integración a maat. La adhesión al orden creado produce bienenstar, el desvío produce malestar. Hay ausencia de concepto de pecado. La diferencia con la concepción bíblica es impresionante. Muchas palabras egipcias denotan actos malvados, pero no se los puede considerar pecados en sentido teológico. Los egipcios consideraban sus transgresiones no como pecados sino como aberraciones que conllevan malestar, pues perturban el orden del cosmos.

Los egipcios no mostraron nunca sentimientos vinculados a la "gracia divina". El que yerra, no es un pecador, sino un tonto, y su conversión a un mejor modo de vida no requiere arrepentimiento sino acumulación de conocimiento. 8 El hombre tonto es un sordo a las enseñanzas de los sabios (en éstas, denominado "uno que no escucha"). El dios no destruye al deshonesto, no porque actúa contra un mandamiento divino, sino porque no está en armonía con maat.

Cuando un hombre yerra, no comete un crimen contra un dios, sino contra el orden establecido, y no hallamos en el Antiguo Egipto el conflicto violento que caracteriza a la religión judía, pues el hombre no está en rebelión contra "mandamientos". La "cólera divina" era desconocida en la literatura egipcia. El que yerra no es pecador a quien dios arroja sino un ignorante que debe ser corregido. 9

En el Antiguo Testamento, la dependencia del hombre frente a Dios es fundamental. El dios egipcio, al contrario, permanece lejano y su relación con los hombres es indirecta. No se maneja a través de mandamientos, no da órdenes, no hay reglas de conducta o conjunto de enseñanzas divinas que deban seguirse. El egipcio dependía de la adquisición de sabiduría para conducir su modo de vida. Cuando en el segundo milenio, Egipto vio quebradas sus barreras que lo aislaban del mundo, se produjo una "desmoralización" y confusión en la gente. Desde ese momento, el orden establecido posee sanción moral y el hombre queda a su merced. Un colapso en el orden establecido dejaba al egipcio totalmente desorientado. Cuando este orden, del cual derivaba la forma de vida, es destruído, para el egipcio la vida perdía sentido. Les invadía el sentimiento del absurdo.

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