Alma de Nogal : Los Chalchaleros

miércoles, 16 de abril de 2014

El amaranto contra Monsanto Por Guido Rodríguez Alcalá

El amaranto contra Monsanto

Por Guido Rodríguez Alcalá

Por Guido Rodríguez Alcalá
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Hace cierto tiempo, leí en un periódico la siguiente noticia: En los cultivos de soja de Itapúa se propagaba un yuyo muy dañino, que crecía con mucha rapidez y resistía a los herbicidas. Era la versión local de lo que sucedía en el resto del mundo, donde se han propagado yuyos resistentes al glifosato, el herbicida más utilizado en los cultivos de plantas genéticamente modificadas (GM) y en particular en los de soja. En los Estados Unidos se habla de superyuyos; según parece, casi la mitad de los agricultores norteamericanos, enfrenta el problema de la resistencia al glifosato, algo previsible. Hace más de diez años, el científico francés Jacques Testart, en su visita al Paraguay, anunció que se desarrollaría ese tipo de resistencia.
Pero, ¿cuál era el superyuyo de Itapúa? Era el amaranto, también llamado bledo. De ahí viene la expresión "me importa un bledo", o sea me importa muy poco. Una mala hierba vale nada o casi nada, y el amaranto lo es; crece de balde y no se lo puede parar. Al mismo tiempo, es una hierba muy buena, porque tiene muchas proteínas y vitaminas; más que la soja, según la Wikipedia. Ahora nos damos cuenta y la valorizamos. ¿Por qué no aprovechar una planta tan útil, que no necesita cuidados ni agroquímicos, y aguanta calores y fríos extremos? Es lo razonable.
Razonable, pero nada nuevo. El amaranto fue muy importante para la alimentación de los incas, hasta que lo prohibieron los conquistadores españoles, con el argumento de que no estaba en la Biblia. Pero no critiquemos a los conquistadores, porque no hemos avanzado tanto: ahora es Monsanto la que lo quiere eliminar, porque no le conviene. Cuando se lanzaron los GM cultivados con el glifosato, la empresa dijo que ese producto mataba todos los yuyos, y que disminuía el uso de agroquímicos. Esa fue la verdad en un primer momento, pero después aumentaron las resistencias y se debe usar más glifosato: el Gobierno norteamericano autorizó su utilización en una dosis veinte veces mayor. También autorizó el uso de un herbicida muy tóxico, el 2,4-D, en combinación con el glifosato. Estos dos productos se usan en el Paraguay para el cultivo de la soja, junto con otro, el Paraquat, muy tóxico y prohibido en la Unión Europea. Según informó hace unas semanas el Departamento de Agricultura norteamericano, el uso de agroquímicos ha aumentado en vez de disminuir.
Ocurre entonces que se utilizan más agroquímicos, se contamina más el medio ambiente, se daña más la salud, se gasta más dinero y se depende más de multinacionales con puro afán de lucro. ¿No sería mejor dedicarse a una agricultura más rendidora, más accesible y menos peligrosa?
¿Por qué no se fomenta el cultivo del amaranto?
Que no le guste a Monsanto no es una razón válida.

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