También es cuestionada por su vínculo con Adolf Hitler
La CBG es una organización que se dedica desde 1978 a vigilar la labor de Bayer a fin de denunciar sus irregularidades, ilegalidades y abusos alertando de los peligros de sus fármacos, del envenenamiento de sus pesticidas, de sus emisiones químicas contaminantes sobre la tierra, el agua y el aire, de su flagrante violación de los derechos humanos y de sus presiones a los gobiernos y a los afectados por sus productos.
“Bayer no es ni peor ni mejor que Monsanto o BASF”
http://www.elciudadano.cl/2014/04/15/104251/bayer-no-es-ni-peor-ni-mejor-que-monsanto-o-basf/La CBG es una organización que se dedica desde 1978 a vigilar la labor de Bayer a fin de denunciar sus irregularidades, ilegalidades y abusos alertando de los peligros de sus fármacos, del envenenamiento de sus pesticidas, de sus emisiones químicas contaminantes sobre la tierra, el agua y el aire, de su flagrante violación de los derechos humanos y de sus presiones a los gobiernos y a los afectados por sus productos.
La CBG es una organización que se dedica desde 1978 a vigilar la labor de Bayer
a fin de denunciar sus irregularidades, ilegalidades y abusos alertando
de los peligros de sus fármacos, del envenenamiento de sus pesticidas,
de sus emisiones químicas contaminantes sobre la tierra, el agua y el
aire, de su flagrante violación de los derechos humanos y de sus
presiones a los gobiernos y a los afectados por sus productos. Hemos
hablado de todo ello con su actual portavoz, Philipp Mimkes.
En 1978 hubo una serie de explosiones en las instalaciones de la multinacional Bayer en Leverkusen
(Alemania) que llevaron a los vecinos próximos a manifestarse ante la
posibilidad de sufrir una grave contaminación. Un movimiento popular
amplio que se terminaría plasmando en 1980 en la constitución de un
grupo denominado Coordination gegen Bayer-Gefahren, CBG
(Coordinadora contra los peligros de Bayer) que pronto crecería y
empezaría a denunciar las malas prácticas de la compañía además de
recordar la directa implicación de las industrias química y farmacéutica
con el III Reich de Adolf Hitler. Hoy esa organización se haya radicada
en Alemania -cerca del cuartel general de Bayer- y cuenta con unos mil
quinientos asociados en el país y más de treinta mil en otras cuarenta
naciones que reciben sus publicaciones, distribuyen sus folletos y
ayudan a recoger información sobre la multinacional que luego se publica
en cinco idiomas: alemán, inglés, francés, español e italiano. Sin
recibir dinero público y financiándose íntegramente con donaciones. Pues
bien, como quiera que se cumplen 150 años de la creación de Bayer hemos
querido hablar con uno de los portavoces de la Coordinadora contra los
peligros de Bayer, Philipp Mimkes, Licenciado en Física -estudió en las
universidades de Marburg y Colonia- que en 1994 dejó su trabajo como
científico para dedicar todo su tiempo a la organización.
-Ustedes tienen como objetivo vigilar a una sola empresa: Bayer ¿Por qué?
Bayer es una de las más grandes
compañías químicas y farmacéuticas del mundo; ni peor ni mejor que
Monsanto o BASF. Y nosotros nos hemos centrado en ella con la esperanza
de que otros vigilen a otras grandes empresas. Así que tratamos de
publicar toda la información posible de los problemas que Bayer causa en
todo el mundo. Hace treinta años nadie en Europa se habría enterado de
una explosión en una planta brasileña de Bayer o si cierto pesticida
había contaminado unas aguas subterráneas en Sudáfrica pero hoy día
tenemos acceso a toda esa información y podemos hacerla pública aquí en
Europa para presionar a las corporaciones y acabar con esas
deficiencias.
-¿Y cómo reaccionó la compañía a tal vigilancia?
De la forma habitual: primero ignoraron
las protestas, después trataron de ridiculizarlas tachándolas de “no
científicas” o llamándonos “radicales” y, por último, intentaron
destruirnos mediante una demanda judicial por el contenido de uno de
nuestros folletos informativos en el que decíamos: “En su búsqueda
ilimitada de beneficios Bayer viola principios democráticos, derechos
humanos y políticas de equidad. Vigila y presiona a los críticos y ayuda
y financia a políticos de la derecha y sus seguidores”.
-¿Y cuál fue el resultado de la demanda?
Bayer pedía compensaciones tan enormes
por nuestras afirmaciones que de ganar hubieran arruinado totalmente
nuestro trabajo. El proceso duró seis años. Las dos primeras instancias
judiciales fallaron en favor de la compañía y apelamos ante el Tribunal
Supremo cuyo presidente era entonces Roman Herzog quien más tarde se
convertiría en Presidente de la República. Pues bien, el Supremo rechazó
el veredicto de los tribunales ordinarios y admitió que nuestras
afirmaciones tenían fundamento. Toda la prensa alemana informó de que
David había ganado a Goliat lo que nos dio cierta protección hasta hoy.
No obstante, a pesar de nuestra victoria, nos vimos obligados a gastar
cien mil marcos en el procedimiento lo que obstaculizó nuestras campañas
durante años.
-Se cumple ahora el 150 aniversario de la creación de Bayer. ¿Qué puede decirnos de su origen?
El 1 de agosto de 1863 un tintorero
llamado Johann Friedrich Weskott y un empresario, Friedrich Bayer,
fundaron la compañía Friedr, Bayer et comp. para fabricar colorantes
sintéticos pero creció tanto que pronto amplió su gama de productos y
empezó a comercializar pesticidas, fitoquímicos y fármacos. Luego, en
1925, pasaría a formar parte del conglomerado IG Farben, la mayor
compañía europea por aquel entonces y la segunda del mundo tras la
Standard Oil de Rockefeller.
Sería en todo caso la aspirina la que
haría a Bayer mundialmente famosa pero de lo que Bayer no habla es de
que a la vez comenzó a comercializar otro producto cuyo ingrediente era
nada menos que ¡la heroína! Y lo comercializó presentándolo ¡como un
remedio inofensivo para la tos! De hecho hizo en todo el mundo -España
incluida- campañas promocionales conjuntas de la aspirina y la heroína. Y
aunque los efectos secundarios y los peligros de adicción de ésta se
hicieron evidentes rápidamente la corporación continuó vendiéndola
obteniendo enormes beneficios ¡durante décadas!
-Posteriormente, durante la I
Guerra Mundial, Bayer inventaría el gas venenoso conocido como “gas
mostaza” presionando luego para su utilización en el frente violando así
las leyes internacionales. ¿El resultado? Más de noventa mil soldados y
civiles murieron a causa de la guerra química así instaurada.
En suma, el conflicto bélico se
convirtió en un negocio y la industria química alemana empezó también a
producir ¡explosivos! Y no dudó en utilizar a decenas de miles de
prisioneros belgas en sus instalaciones para que trabajaran gratis. Más
tarde, como parte de la abominable IG Farben, Bayer estaría implicada
durante el III Reich en los más crueles crímenes de la historia de la
humanidad. La compañía construyó por ejemplo una gigantesca factoría de
caucho en Auschwitz y para alojar a los trabajadores esclavos montó su
propio campo de concentración en el que, como hoy se sabe, murieron
decenas de miles de personas.
Es más, en él se llevaron a cabo
experimentos con los prisioneros –muchos de ellos aberrantes y mortales-
para probar los fármacos de IG Farben. Además pronto proporcionaría
gasolina y caucho al ejército alemán pero también munición y gases
venenosos. De hecho fue una empresa subsidiaria la que produjo el Zyklon
B que se usaría en las tristemente famosas cámaras de gas. Y por si
fuera poco IG Farben fue detrás de los militares que conquistaron
diversos países europeos saqueando sus factorías químicas, sus minas de
carbón y la producción de aceite.
-Durante los juicios de
Nüremberg se llegó a decir que IG Farben había desarrollado un plan
detallado para crear “un nuevo orden económico para Europa y el mundo” y
que utilizaron a Hitler para conseguir sus propósitos. ¿Qué opina
usted?
Evidentemente el ascenso de Hitler no se
debió sólo a IG Farben pero es obvio que la empresa le prestó su apoyo
económico en cuanto se dio cuenta de que llegaría al poder para
posteriormente beneficiarse de la situación, comoasí sucedió. El “plan
cuatrienal” puesto en marcha en 1936 por el Gobierno alemán fue de hecho
redactado por IG Farben. Y ya en 1931 Carl Duisberg, Jefe de
Investigación de Bayer, abogaba por “un bloque económico unificado desde
Bordeaux hasta Odessa”, algo que los nazis consiguieron hacer realidad
diez años después. Está claro pues que IG Farben era parte de los
especuladores de la guerra en el lado alemán.
-¿Y llevó a cabo Bayer alguna actividad en España en esa época?
Sí. IG Farben tenía catorce empresas
subsidiarias en España y era la compañía extranjera más importante en
aquellos años. La industria química alemana era hostil a la República e
hizo grandes donaciones a Franco y a la Legión Vidal, una unidad médica
que también recibió dinero de Siemens y otras compañías alemanas. Además
proporcionó a las tropas de Franco fibra de rayón para los uniformes
pero también explosivos y expertos en guerra química. Cuando la Legión
Cóndor bombardeó Guernica y otras ciudades vascas utilizó de hecho
bombas fabricadas por IG Farben.
-Bien, si le parece volvamos a
nuestra época y hablemos de las áreas en las que actualmente opera
Bayer. Empecemos por los fármacos: hay algunos escándalos recientes muy
conocidos como el del Lipobay en Argentina o el de Nexavar en la India.
¿Qué puede decirnos sobre ellos?
El Lipobay -o Baycol- es una estatina
indicada para bajar los niveles de colesterol con la que Bayer hizo una
potente campaña de promoción a pesar de que desde el principio su
consumo se había relacionado con la rabdomiolisis, patología que
habitualmente termina dando lugar a graves fallos renales. Hasta
empleados de Bayer advirtieron del riesgo. Bueno, pues cuando Bayer
retiró el fármaco en 2001 el número de casos de rabdomiolisis que se
estimó había causado era ya de varias decenas de miles de los que al
menos un centenar murió. En pocas palabras, Bayer publicitó el fármaco a
pesar de que sus propios análisis mostraban que su ingesta hacía
enfermar o morir con más frecuencia a quienes lo ingerían que a quienes
tomaban otros fármacos. Llevada a los tribunales Bayer llegaría a un
acuerdo con miles de pacientes y pagaría ¡mil millones de euros! pero
nunca admitió su culpa. De ahí que consideremos una importante victoria
la sentencia emitida el año pasado (2012) por un tribunal argentino
declarando a Bayer culpable de no aportar a médicos y pacientes la
información adecuada sobre los riesgos del Lipobay y condenándola a
pagar compensaciones a los afectados.
-¿Y qué nos dice del Nexavar?
Es un caso muy distinto. Se trata de un
tratamiento contra el cáncer extremadamente caro que cuesta miles de
euros al mes y, por tanto, no es accesible para los enfermos del Tercer
Mundo. De ahí que el Gobierno indioconcediera un permiso a la compañía
nacional Cipla para producirlo sin patente. Hace ahora diez años esa
misma empresa se hizo famosa por proporcionar fármacos para el VIH que
costaban en Occidente 10.000 dólares mensuales ¡por menos de 100! Y es
que la ley india permite la posibilidad de conceder licencias especiales
a compañías de genéricos e imponer un control de precios que hagan
accesibles ciertos fármacos a un público amplio. Bayer demandó entonces
al Gobierno indio. El caso tenía implicaciones importantes porque la
India es la “farmacia de los pobres” y el fármaco podía llegar a través
de ese país no solo a los enfermos indios sino a mucha otra gente de
amplias zonas del planeta. El propio Gobierno estadounidense presionó
con fuerza para intentar que se revocase la aprobación. Afortunadamente,
sin embargo, los tribunales indios mantuvieron su decisión y el precio
de la dosis mensual de Nexavar bajó de 280.000 rupias ¡a 8.800!
-Bayer también comercializa anticonceptivos que han sido objeto de polémica…
Sí, concretamente las píldoras Yaz y
Yasmín que contienen la hormona drospirenona. Se asociaron a un riesgo
de embolismo e ictus tres veces mayor que el de otros productos antiguos
y aún así Bayer dio amplia cobertura publicitaria a ambos productos
dirigiendo sus campañas especialmente a niñas y adolescentes a las que
prometieron una reducción de peso y que mejoraría su acné. Hoy se sabe
que al menos doscientas murieron a causa de los efectos secundarios de
esas píldoras. De hecho en Estados Unidos Bayer accedió a pagar 1.400
millones de dólares como compensación a las víctimas de Yaz; sin embargo
las víctimas europeas no han recibido absolutamente nada.
Es más, se siguen vendiendo productos
que contienen esa hormona en lugar de ser retirados del mercado cuando
no hay justificación alguna para mantener la autorización, máxime cuando
los antiguos anticonceptivos son más seguros. Hemos puesto en marcha
algunas medidas para contraatacar en este asunto durante las reuniones
de socios de Bayer e incluso hemos invitado a víctimas del Yaz para que
protesten ante los directivos de la multinacional pero ésta no está por
la labor de retirar voluntariamente sus productos porque las
compensaciones a las víctimas son inferiores a los beneficios de la
venta. ¡Un cínico pero simple cálculo!
-¿En qué otros casos de fármacos han intervenido ustedes?
En muchos más. Aunque probablemente el
caso más triste haya sido la infección de hemofílicos con VIH y
hepatitis. En los años 80 aproximadamente la mitad de la comunidad
mundial de hemofílicos se infectó con preparaciones de sangre
contaminada. La compañía Cutter, subsidiaria de Bayer, era entonces
líder mundial con el 50% del mercado. Y la extensión de la epidemia
podría haberse reducido significativamente con algunas medidas de
precaución; como procedimientos de inactivación del virus.
Ya en 1982 empleados de Cutter preveían
-aunque confidencialmente- una “gigantesca epidemia” entre los
hemofílicos. A pesar de ello Cutter convenció a todos los implicados en
el negocio de la sangre para que no utilizaran análisis con los que
rastrear donantes infectados. Con el fin de reducir costes no utilizaron
métodos de inactivación del virus hasta 1985. E incluso entonces Cutter
vendió cargamentos no analizados en Asia e Iberoamérica y miles de
hemofílicos lo pagaron con sus vidas.
En Japón la presión ciudadana hizo que
Bayer tuviera que disculparse con las víctimas y pagarles pensiones de
por vida pero eso no se ha conseguido en el resto de los países. En
Alemania y Estados Unidos la compañía pagó compensaciones que ascendían a
unos pocos cientos de millones de dólares pero eso no devolverá la vida
a nadie y además la mayor parte de los costes se tuvieron que pagar con
dinero público. Nosotros no sólo exigimos que Bayer y las otras
compañías responsables pidan perdón y paguen pensiones a los hemofílicos
supervivientes sino que los directivos responsables sean juzgados de
una vez por homicidio.
-Otro tema realmente grave es el
de los organismos modificados genéticamente. En estos casos el primer
nombre en el que se piensa es siempre Monsanto pero desgraciadamente no
es la única empresa. ¿Qué están haciendo en este caso y qué campañas
están desarrollando?
Siguiendo la estela de Monsanto también
las compañías alemanas Bayer y BASF desarrollaron un inmenso programa
relacionado con cultivos modificados genéticamente y pesticidas pero es
poco conocido por el público. Bayer por ejemplo está vendiendo maíz,
soja y algodón resistentes a herbicidas, muchos de ellos experimentados
en España. Es más, fue un producto de Bayer el responsable del mayor
escándalo conocido de contaminación por organismos modificados. En julio
de 2006 el arroz denominado Liberty Link -una variedad que no se aprobó
para distribución comercial ni consumo humano en ningún lugar del
mundo- apareció en la cosecha de unos granjeros norteamericanos sin que
supieran cómo y la Unión Europea, Japón y Rusia detuvieron
inmediatamente las importaciones de arroz estadounidense. ¿El resultado?
Que tras una larga y lenta batalla legal Bayer se vio obligada a
indemnizar a los granjeros estadounidenses con cerca de 750 millones de
dólares.
Cabe añadir que prácticamente todos los
cultivos genéticamente modificados de Bayer están relacionados con un
herbicida, el glufosinato, similar al glifosato de Monsanto e, incluso,
más peligroso. Una evaluación de la Unión Europea estableció que el
glufosinato es de alto riesgo para todo mamífero y la clasificó como
“reprotóxica”. Será pues prohibida en la Unión Europea… ¡en 2017! Bueno,
pues a pesar de ello hace sólo unos meses Bayer anunció la construcción
de nuevas plantas de glufosinato en Estados Unidos para el mercado
norteamericano y sudamericano con el fin de sustituir al glifosato
contra el que muchas plantas se han vuelto resistentes.
Obviamente nosotros entendemos que las
ventas de glufosinato deben cesar en todo el mundo de inmediato y que en
Europa debería prohibirse ya la importación de plantas tratadas con él.
-Tema que nos lleva a otra industria íntimamente unida a los cultivos modificados: la de los pesticidas.
Cierto. De hecho Bayer es el segundo
gran productor de pesticidas después de Syngenta con un 20% delmercado.
Durante décadas Bayer ha vendido pesticidas mortales como Endosulfán,
Paratión, Fenamifos y Monocrotofós, especialmente en los países del
Tercer Mundo. Y, por cierto, el Monocrotofós fue responsable de
numerosas muertes por envenenamiento en una escuela india hace apenas
unas semanas.
Hoy la Organización Mundial de la Salud
(OMS) estima el número de personas envenenadas por pesticidas en más de
¡veinte millones al año! de las que unas 40.000 mueren; siendo el número
estimado de casos no reportados aún mayor. Por supuesto los productos
de Bayer han contribuido enormemente a ello. Es verdad que a finales de
2012 eliminó progresivamente algunos productos antiguos -entre ellos el
Endosulfán- pero rompió su promesa inicial de retirar todos los
productos que la OMS ha etiquetado de “extremadamente peligrosos”. Y se
podrían haber salvado muchas vidas si la promesa se hubiera cumplido. Es
vergonzoso que Bayer solo acepte detener la venta de sus productos
tóxicos cuando el beneficio de esas “bombas de tiempo químicas”
disminuye.
Y, por cierto, nunca se aclaró el papel
que el pesticida Nemacur de Bayer -cuyo principio activo es el
Fenamifos- jugó en el caso del llamado Síndrome Tóxico que tuvo lugar en
España en 1981 pero hay muchos indicios que indican que pudo causarlo
una partida de tomates que fue rociada con él (lea el lector al respecto
el recuadro que aparece al final de este texto).
-¿Se implicaron ustedes en ese caso?
Dos de nuestros miembros, Gudrun Greunke
y Joerg Heimbrecht, investigaron el tema durante años y publicaron un
libro titulado El montaje del Síndrome Tóxico que publicaría en 1988
Ediciones Obelisco. Para nosotros quedó muy clara la implicación de los
pesticidas de Bayer pero las autoridades españolas no parecían muy
interesadas en investigaciones independientes.
-¿Han desarrollado más campañas en nuestro país o colaborado con organizaciones españolas?
Hemos colaborado muchas veces con grupos
españoles. Hace sólo unos meses participamos junto a numerosos
estudiantes que protestaban en la Universidad de Valencia contra un
pesticida de Bayer que se presentó en el campus de la universidad. Y
recientemente hemos colaborado con apicultores españoles que protestaban
contra pesticidas que matan abejas; como el imidacloprid de la marca
Gaucho y la clotianidina de Poncho. Y en muchas ocasiones hemos
publicado información sobre los peligros de medicamentos de Bayer en
colaboración con el periodista español Miguel Jara. Es más, el grupo
GRAIN, con sede en Barcelona, trabaja activamente en temas de
biodiversidad y denunciando el programa sobre organismos genéticamente
modificados de Bayer.
-Pasemos a otro tema clave: ¿por qué piensan ustedes que Bayer pone en peligro el medio ambiente?
Muchas de las actividades de Bayer son
peligrosas para el medio ambiente; las emisiones de CO2 de la compañía,
por ejemplo, son superiores a los ¡ocho millones de toneladas! Nosotros
demandamos que Bayer detenga la quema de carbón y construya
instalaciones de producción de energía renovable.
Otro gran problema es el enorme uso de
agua: sólo la planta alemana de Leverkusen utiliza más agua subterránea
limpia que la que bebe el millón de habitantes de la vecina ciudad de
Colonia.
Pero el mayor impacto medioambiental se
debe al uso de pesticidas de Bayer que contaminan ríos y aguas
subterráneas y matan animales beneficiosos como abejas y pájaros.
-Y a ello habría que añadir los
peligros de las instalaciones mismas y su modo de producción utilizando
materiales tóxicos como el fosgeno.
Efectivamente. El fosgeno, considerado
uno de los productos industriales químicos más tóxicos que existen, se
desarrolló durante la I Guerra Mundial como arma química. Es mortal
incluso en dosis pequeñísimas y sin embargo Bayer produce actualmente
¡cientos de miles de toneladas! Lo utilizan como producto intermedio en
la producción de plásticos y de hecho acaban de ampliar algunas
instalaciones para su producción en Alemania.
En décadas pasadas ya hubo algunas
explosiones peligrosas en plantas de fabricación de plásticos de Bayer.
En nuestra opinión se deben reducir al máximo los peligros. ¡El desastre
de Fukushima demuestra que lo impensable puede suceder! Bayer y BASF
deberían concentrar esfuerzos en desarrollar procesos de producción de
poliuretanos y policarbonatos libres de fosgeno y adecuados para
producción a gran escala. Mientras tanto no deberían construirse nuevas
plantas; de lo contrario estos métodos peligrosos de producción van a
seguir amenazándonos durante décadas.
-¿Realmente puede afirmarse que Bayer lleva 150 años violando los derechos humanos fundamentales?
Nuestros derechos fundamentales no son
algo que las grandes corporaciones multinacionales valoren precisamente.
No es que estén a favor o en contra, es que les importa poco porque se
guían primordialmente por los beneficios. Solo se preocupan de ello si
el público se rebela o las autoridades y jueces les imponen castigos
severos. De lo contrario intentarán maximizar sus beneficios sin
preocuparse demasiado del sufrimiento que puedan causar o de la pérdida
de vidas humanas.
Eso deja en manos de los gobiernos y
organismos internacionales la responsabilidad de promulgar leyes que
protejan a sus ciudadanos pero todo indica que en realidad son las
grandes empresas las que determinan hoy las grandes decisiones políticas
no solo a nivel estatal y comunitario en Europa sino mundial…
Ese es justamente el problema. Hay más
de de 10.000 “lobistas” –grupos de presión- sólo en Bruselas donde los
grupos ecologistas y los sindicatos apenas tienen unas pocas decenas de
empleados. Otros sectores sociales y políticos no tienen medios
comparables ni poder suficiente para oponerse a esa enorme influencia de
modo que con frecuencia los legisladores europeos terminan convirtiendo
en leyes las propuestas de esas asociaciones de lobistas al servicio de
las grandes empresas.
-¿Y qué hacer entonces? ¿Cómo concienciar a la gente de tan graves problemas?
El problema es que la mayor parte de la
gente está desinformada; no sabe lo que está ocurriendo. Aunque haya
protestas públicas ya que apenas se les da eco en los grandes medios de
comunicación. Aún así hay que insistir e informar al público. Hay que
levantar la voz contra quienes nos están envenenando impunemente. Y
organizar protestas como las que nosotros venimos desarrollando a desde
años. No podemos perder la esperanza.
El problema es que la mayoría de la
gente está convencida de que no se puede hacer nada contra las grandes
multinacionales. Sin embargo informar de lo que hacen a veces es eficaz.
Ustedes mismos han informado sobre explotación infantil, violaciones de
las leyes, estafas, envenenamiento, efectos iatrogénicos de los
pesticidas, productos químicos y fármacos…; y a veces con éxito.
Cierto. Recuerdo por ejemplo que una vez
logramos parar la construcción de una planta de plásticos peligrosos en
una ciudad de gran densidad de población en Taiwán. Y en otra impedimos
que se importaran residuos químicos extremadamente peligrosos de
Australia para incinerarlos aquí en zonas pobladas. Y hace unos meses la
Unión Europea prohibió la mayoría de los pesticidas de Bayer causantes
de la muerte de millones de abejas. ¡Todo un éxito para una campaña que
llevábamos liderando quince años! Y no son más que algunos ejemplos. En
estos 35 años Bayer ha percibido claramente que ya no podía actuar a su
antojo porque nosotros haríamos públicos sus posibles desmanes.
-Díganos para terminar: ¿qué campañas tienen en marcha en estos momentos?
Este año hemos comenzado tres. En primer
lugar, con motivo del 150 aniversario de Bayer, hemos publicado una
serie de artículos sobre la oscura historia de la compañía para que la
gente la conozca; de hecho la semana pasada la televisión alemana emitió
un documental sobre el tema en el que participamos.
En segundo lugar, estamos oponiéndonos
al nuevo anticoagulante de Bayer, Xarelto, que ya ha sipo asociado a un
incremento de riesgo de sangrado.
Y en tercer lugar, estamos intentando
-junto a Greenpeace y otras organizaciones- que se rechace la solicitud
que Bayer hizo en agosto de 2003 a la Unión Europea para poder importar
el LL62, una variedad de arroz modificado similar al 601. Se trata de un
arroz modificado que está contaminando cepas convencionales de arroz en
India, Filipinas y otros países.
Terminamos. Los lectores interesados en
conocer las campañas de esta organización pueden seguirlas -en cinco
idiomas- a través de www.cbgnetwork.org y registrarse para recibir su
boletín internacional de novedades. Es más, pueden asociarse si lo
desean y ayudar a recoger información sobre las instalaciones y
productos peligrosos de Bayer.
Por Jesús García Blanca
Imagen: http://www.cbgnetwork.org/
Fuente: Revista Discovery DSalud
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