Las ballenas se suicidan de percibir tanta desidia de los gobernantes
responsables del equilibrio ecológico...
En peligro / En solo un año se encontraron 81 ballenas varadas
Investigan el aumento de ballenas varadas en el Sur
Investigan el aumento de ballenas varadas en el Sur
Fabiola Czubaj LA NACION
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Si está planeando viajar a la península Valdés en las vacaciones de invierno, o antes de que termine la temporada de avistaje de ballenas en diciembre, podrá ayudar a un grupo de científicos que está investigando por qué desde hace siete años aumenta la cantidad de esos mamíferos gigantes que aparecen muertos en esas costas.
El Programa de Monitoreo Sanitario de Ballena Franca Austral, que funciona con aportes de cinco organizaciones científicas ?dos de ellas de los Estados Unidos? y apoyo logístico de instituciones oficiales, habilitó los teléfonos (02965) 15554724 y 103 (Defensa Civil) para que turistas, pescadores y residentes que encuentren un animal varado muerto avisen de inmediato.
Eso permitirá que los investigadores lleguen antes de que el deterioro del ejemplar impida obtener muestras de tejido óptimas para analizar e identificar indicios para develar la causa de muerte, que por ahora tiene tres hipótesis: la baja disponibilidad de alimento (krill) para las hembras adultas; las biotoxinas marinas (marea roja), y la transmisión de enfermedades infecciosas por el agua o entre distintas especies.
"En 2009, encontramos 81 animales muertos en la península Valdés. Se examinaron 79, pero ninguno tenía signos, como cicatrices o heridas en el cuerpo, del origen posible del varamiento u otras evidencias de acciones humanas ?explicó a La Nacion por vía telefónica desde Puerto Madryn la veterinaria Andrea Chirife, responsable del programa de monitoreo?. Según el estado de descomposición del cuerpo del animal, realizamos un examen externo minucioso y, luego, el examen interno o necropsia."
La mayoría se encontraron por reportes telefónicos (sólo el 24% se halló durante controles vehiculares o con avioneta). "Sólo en el 20% pudimos hacer una necropsia completa y colectar muestras de alto valor diagnóstico; el resto de los animales se encontraban en un estado de descomposición muy avanzado como para observar y obtener cualquier evidencia externa de la posible causa de muerte", agregó Chirife.
Desde 2003, según un informe del Centro Nacional Patagónico (Cenpat), donde se realizan algunos de los análisis de esas muestras (otras se envían a laboratorios en otras ciudades del país y en Estados Unidos), se registraron 366 ejemplares muertos de ballena franca austral. El 90% son crías de temporada, y los resultados de un relevamiento del equipo de la doctora Vicky Rowntree, cofundadora de la Ocean Alliance (EE.UU.), explican la preocupación de los expertos internacionales.
Ese estudio indica que la población de crías vivas creció un 11% anual entre 2003 y 2009, mientras que la cantidad de crías muertas lo hizo un 25% por año (datos sin publicar). Se estima que las aguas de península Valdés alojan a unos 6100 ejemplares, según se informó durante un taller de trabajo realizado en marzo en Chubut y en la última reunión en Marruecos de la Comisión Ballenera Internacional (CBI).
Otra amenaza son las gaviotas, que se alimentan de la grasa de las ballenas. El Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) monitorea desde hace una década los ataques de las gaviotas. "La cantidad de ejemplares con heridas pasó del 1% en 1974 al 77% en 2008, y muestras de esas heridas en tres de seis ballenatos muertos revelaron una relación con un proceso inflamatorio local", resumió el licenciado Mariano Sironi, director científico del ICB.
Si está planeando viajar a la península Valdés en las vacaciones de invierno, o antes de que termine la temporada de avistaje de ballenas en diciembre, podrá ayudar a un grupo de científicos que está investigando por qué desde hace siete años aumenta la cantidad de esos mamíferos gigantes que aparecen muertos en esas costas.
El Programa de Monitoreo Sanitario de Ballena Franca Austral, que funciona con aportes de cinco organizaciones científicas ?dos de ellas de los Estados Unidos? y apoyo logístico de instituciones oficiales, habilitó los teléfonos (02965) 15554724 y 103 (Defensa Civil) para que turistas, pescadores y residentes que encuentren un animal varado muerto avisen de inmediato.
Eso permitirá que los investigadores lleguen antes de que el deterioro del ejemplar impida obtener muestras de tejido óptimas para analizar e identificar indicios para develar la causa de muerte, que por ahora tiene tres hipótesis: la baja disponibilidad de alimento (krill) para las hembras adultas; las biotoxinas marinas (marea roja), y la transmisión de enfermedades infecciosas por el agua o entre distintas especies.
"En 2009, encontramos 81 animales muertos en la península Valdés. Se examinaron 79, pero ninguno tenía signos, como cicatrices o heridas en el cuerpo, del origen posible del varamiento u otras evidencias de acciones humanas ?explicó a La Nacion por vía telefónica desde Puerto Madryn la veterinaria Andrea Chirife, responsable del programa de monitoreo?. Según el estado de descomposición del cuerpo del animal, realizamos un examen externo minucioso y, luego, el examen interno o necropsia."
La mayoría se encontraron por reportes telefónicos (sólo el 24% se halló durante controles vehiculares o con avioneta). "Sólo en el 20% pudimos hacer una necropsia completa y colectar muestras de alto valor diagnóstico; el resto de los animales se encontraban en un estado de descomposición muy avanzado como para observar y obtener cualquier evidencia externa de la posible causa de muerte", agregó Chirife.
Desde 2003, según un informe del Centro Nacional Patagónico (Cenpat), donde se realizan algunos de los análisis de esas muestras (otras se envían a laboratorios en otras ciudades del país y en Estados Unidos), se registraron 366 ejemplares muertos de ballena franca austral. El 90% son crías de temporada, y los resultados de un relevamiento del equipo de la doctora Vicky Rowntree, cofundadora de la Ocean Alliance (EE.UU.), explican la preocupación de los expertos internacionales.
Ese estudio indica que la población de crías vivas creció un 11% anual entre 2003 y 2009, mientras que la cantidad de crías muertas lo hizo un 25% por año (datos sin publicar). Se estima que las aguas de península Valdés alojan a unos 6100 ejemplares, según se informó durante un taller de trabajo realizado en marzo en Chubut y en la última reunión en Marruecos de la Comisión Ballenera Internacional (CBI).
Otra amenaza son las gaviotas, que se alimentan de la grasa de las ballenas. El Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) monitorea desde hace una década los ataques de las gaviotas. "La cantidad de ejemplares con heridas pasó del 1% en 1974 al 77% en 2008, y muestras de esas heridas en tres de seis ballenatos muertos revelaron una relación con un proceso inflamatorio local", resumió el licenciado Mariano Sironi, director científico del ICB.
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