Mendoza, tierra de agroquímicos
Edición Impresa: domingo, 29 de enero de 2012 Votá(0
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No es ninguna novedad que en torno del uso de agroquímicos hay todo un debate muy complejo y con muchas aristas. Lo cierto es que Mendoza, por ser una zona de cultivo está expuesta a su utilización masiva.
Hay alrededor de 200 mil hectáreas cultivadas de las cuales 116 mil corresponden a vid, 15 mil a frutales y 30 mil a horticultura.
El glifosato es el que se encuentra más cuestionado en los lugares donde se cultiva soja; sin embargo, también es utilizado para la vid y para la limpieza de acequias en las fincas, mientras que las hortalizas exigen más pesticidas que los frutales.
Hay fuertes sospechas de que existe una deriva importante en acuíferos, aguas subterráneas y superficiales, lo cual es objeto de estudio en la provincia para determinar la contaminación. Al respecto, el ingeniero Marcos Persia aseguró que Mendoza se encuentra un paso atrás en este tema porque todavía no hay muchas investigaciones.
Jennifer Ibarra de Cullunche subrayó que “no hay una política firme para tratar agrotóxicos” y agrega que “no hay conciencia de que es mucho mejor que la lechuga tenga pulgones porque quiere decir que tienen menos pesticidas; en Europa, piden que los productos vayan con bichos”. Sostiene además que Argentina es mucho más permisiva que otros países y que no han terminado de salir del mercado productos peligrosos que en definitiva terminan acumulándose en el organismo del consumidor.
En la vereda de enfrente, se encuentran quienes aseguran que la magnitud de la agricultura mendocina sería impensable sin plaguicidas.
Así, el ingeniero Oscar Astorga, coordinador del programa de Agroquímicos del Iscamen sostiene que “son sustancias que guardan un riesgo, por lo cual si no son manipulados con cuidado seguro pueden contaminar”. Sin embargo, asegura que el organismo realiza estrictos controles, multas mediante y que se realizan muchos cursos de capacitación a los productores.
Destaca que en la provincia sólo 10% de la producción apela a sustancias peligrosas, pero permitidas a nivel internacional, mientras que 60% usa productos orgánicos que no revisten riesgos.
Por su parte, el ingeniero Daniel Pissi explicó que ha habido muchos avances en el tema que le dan mayor seguridad como la utilización de menores dosis gracias a productos con gran poder de volteo y poco efecto residual (¡¿...?!) , que desaparecen en unas 72 horas antes de llegar al consumidor, a lo cual suma controles muy rigurosos por la legislación y los organismos encargados.
Consecuencias
Quienes se encuentran en contacto con ellos o viven en las inmediaciones de los lugares donde los utilizan podrían desarrollar cáncer, problemas del sistema inmunológico y alergias mientras que los niños son los más sensibles y pueden tener malformaciones.
No obstante, Persia asegura que si bien pueden causar ciertas enfermedades crónicas es muy difícil poder comprobar que son consecuencia de los agrotóxicos, especialmente en la urbe donde hay contaminación por diversos factores.
Para este profesional, el nivel de ingesta de restos de agroquímicos por parte de los consumidores es importante aunque no alarmante. Esto ocurre por malas prácticas de los productores como usar productos inadecuados o demasiado fuertes en un cultivo que no lo requiere, por suponer que algunos pesticidas son inofensivos o porque no se espera el tiempo exigido para eliminar el efecto residual antes de salir al mercado y volverse inocuo, lo cual se sostiene es muy difícil de controlar.
Se recomienda lavar con bastante agua los alimentos antes de ser ingeridos
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