Investigación confirma que los agroquímicos causan daño genético
Un estudio de la Universidad de Río Cuarto realizado a lo largo de ocho años demostró que hay relación directa entre la exposición a agrotóxicos y el aumento del daño genético en las personas. Fernando Mañas, uno de los autores del estudio, explicó en detalle en que consistió el trabajo recientemente presentado.
Desde hace años que distintas organizaciones ambientales, campesinas y de derechos humanos denuncian la daño que genera el uso de agrotóxicos en la producción agrícola. Sin embargo, una y otra vez deben dar la pelea ante gobiernos que hacen la vista gorda o ceden ante la presión de las grandes multinacionales que fabrican estos productos como Monsanto.
En este sentido el trabajo realizado por el Grupo de Genética y Mutagénesis Ambiental (GEMA) de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) supone un fuerte apoyo, desde el punto de vista científico, para quienes denuncian la contaminación provocada por los herbicidas.
Fernando Mañas, miembro del GEMA y uno de los autores de la investigación, dialogó con Radio Sur FM 88.3 y explicó en detalle los resultados del estudio.
“Nosotros empezamos trabajando en el año 2005, evaluando la capacidad que tienen distintos plaguicidas. En particular comenzamos con herbicida glifosato para evaluar la capacidad que tiene de interactuar con el material genético y producir daño allí”, comenzó explicando Mañas.
El investigador dio cuenta que un mayor daño genético tiene relación con distintas enfermedades y problemas de salud: “Existe mucha evidencia desde hace muchos años de que niveles incrementados de daño genético están relacionados con altas probabilidades de padecer patologías como cáncer, abortos, malformaciones”.
En ese sentido también comentó que esta no es la primera investigación que se hace al respecto ya que “hay muchas publicaciones en el mundo que demuestran la capacidad que tienen los plaguicidas de interactuar con el material genético”.
Por este motivo, el primer paso de la investigación fue confirmar en un laboratorio lo que otros estudios ya habían planteado. A partir de allí se empezó a investigar “con trabajadores rurales, personas que aplican o pulverizan plaguicidas para evaluar en que condiciones tenían ellos, por la exposición directa, el material genético”. Lo resultados fueron que “en los aplicadores de plaguicidas había un incremento de daño genético en relación a aquellas personas que no estaban expuestas de forma directa”.
El siguiente paso fue empezar a evaluar “hace como cinco o seis años atrás”, a poblaciones “expuestas de forma involuntaria”. Es decir a aquellas personas que viven cerca de los campos donde se pulverizan plaguicidas. “Y en esas poblaciones humanas también encontramos incrementado el daño en el material genético respecto a aquellas personas viven lejos de donde se pulveriza”, comentó Mañas.
“Vamos a seguir investigando, ampliando la línea de investigación. Hace dos años ya que estamos trabajando con poblaciones infantiles de niños que viven cerca de los campos donde se pulveriza”, agregó el miembro del GEMA. Además remarcó que “la idea es empezar a trabajar en la búsqueda de interacciones entre plaguicidas. Es decir los efectos que producen las mezclas que pueden llegar a la población”.
Consultado sobre qué piensan hacer ahora con los resultados obtenidos el investigador sostuvo: “Esperamos que esto sirva para ampliar la discusión y poner sobre el tapete una situación que está afectando a muchas personas, particularmente en aquellas provincias que tienen un perfil agrícola”.
Al respecto Mañas hizo hincapié en que “en la cuestión del aporte que uno hace con los estudios científicos siempre se plantean discusiones. Uno aporta una evidencia en un sentido y supone que aquella posición a la que le parece inválido ese aporte debería argumentar con otro estudio científico. Eso en este momento no está ocurriendo”.
“Con este tema en particular hay mucha evidencia que aporta en el sentido de que estos agroquímicos no son inocuos y tienen distintos niveles de toxicidad. Lo que se plantea del lado que defiende la supuesta inocuidad de estas sustancias en general no aportan evidencias científicas si no que se dedican sencillamente a desacreditar los trabajos que se realizan”, desarrolló el investigador.
Para que no queden dudas, el académico de la UNRC agregó: “Se está acumulando evidencia que aporta información en relación a la toxicidad de los plaguicidas pero, por otro lado, hay sectores que tienen intereses fundamentalmente económicos que se dedican a desacreditar esa información”.
Finalmente, se mostró satisfecho debido a la difusión que ha tenido la investigación. “El estudio ha tenido muchas repercusiones, principalmente en medios gráficos de acá de la provincia, de la Ciudad de Río Cuarto y en algunos medios nacionales. Esperemos que sirva por lo menos para instalar la discusión y podamos encararla de modo maduro”, concluyó.
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