Discuten en China la soja transgénica
15/10/2014 |
15.10.14
El país oriental podría comenzar a analizar los niveles de plaguicidas en el grano y rechazar los lotes provenientes de Argentina y de otros países que registren un exceso. Algunos organismos estatales ya prohibieron el consumo de la soja genéticamente modificada.
Dejamos de ser el granero del mundo para ser los sojeros de China. Pero ahora el país asiático comienza a preocuparse por los cultivos transgénicos y el uso de pesticidas en Argentina. A lo mejor es una estrategia comercial o quizá hay razones ambientales y de salud, lo cierto es que se trata de una decisión que podría afectar seriamente la economía de nuestro país. Hace más de un mes, la Universidad de Yunnan organizó un Foro sobre Seguridad Alimentaria y Agricultura Sustentable que contó con la presencia de más de 300 miembros de diversas áreas gubernamentales e instituciones académicas de China. Invitaron a voces de todo el mundo que se oponen a los cultivos transgénicos. Entre ellos estuvo el médico cordobés Medardo Ávila Vázquez. “Querían información directa de los actores sociales y científicos sobre evidencia que tenemos”, aseguró. La invitación le llegó a través de la Cancillería Argentina. Señales
Una primera señal es la prohibición impuesta en la provincia de Hubei. Allí las autoridades militares prohibieron la compra y consumo de soja genéticamente modificada (GM) y aceite elaborado a partir de este tipo de oleaginosa.
Entre las voces chinas más críticas a los cultivos transgénicos está el teniente general chino Mi Zhen-Yu, ex vicepresidente de la Academia de Ciencias y representante ante el Congreso Nacional del Pueblo. En un artículo editado por el Ministerio de Ciencia de este país, toma como referencia lo que ocurre en Argentina.
El militar chino recuerda que en abril de 2013, Testbiotech, una institución alemana independiente, tomó muestras de soja GM cultivadas en Argentina para medir los niveles de residuos de glifosato. En siete de las 11 muestras se superaba los 20 mg/kg, límite de seguridad que fijan organismos internacionales. Las más altas alcanzaban 97,36 mg/kg.
En China no se aplican restricciones a los residuos de glifosato que debe tener la soja. En Argentina, el límite máximo de residuos en soja para consumo humano es de 5 mg/kg. En Estados Unidos y la Unión Europea es de 20 mg/kg.
El año pasado, Taiwan comenzó a revisar los niveles de glifosato en la soja transgénica importada de Argentina, Brasil y otros países. “China va por el mismo camino”, cree Ávila Vázquez. Y agrega: “Uno de los reclamos que surgió en este foro es que empiecen a medir la cantidad de pesticidas y lo más probable es que cuando lo hagan, empezarán a devolver los embarques de soja que estén excedidos en agroquímicos”.
Ávila Vázquez dice que en Argentina se usan cada vez más pesticidas. “Cuando empezaron con este sistema agroindustrial en 1996, se aplicaban tres litros de glifosato por hectárea. En 2013, 12 litros”, precisa.
Reacciones
Algunas encuestas de opinión indican que la mayoría de la población china rechaza los cultivos transgénicos. El problema comenzó en 2009, cuando el Ministerio de Agricultura del país aprobó el uso de arroz y maíz GM. Entre los habitantes comenzaron a circular rumores sobre sus consecuencias en los tradicionales arrozales del país y en la salud de la gente. Luego, las dudas se trasladaron a la soja GM importada. Mientras que en Europa la soja se usa para forraje, en China una buena parte se destina al consumo humano, como aceite, grano o concentrado proteico. “Necesitamos los transgénicos para alimentar a nuestros habitantes, pero por ahora nos enfrentamos a una importante oposición de la opinión pública en China”, afirma el antiguo director del Instituto de Biotecnología dentro de la Academia China de Ciencias Agrícolas, Dafang Huang al portal Technology Review del MIT. En detalle
Problema. Argentina es el tercer exportador mundial de porotos de soja y el principal proveedor internacional de aceite y harina derivados de la oleaginosa. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, la importancia que ha ido adquiriendo China en el mercado internacional de soja pone de manifiesto la dependencia creciente que tienen los principales países productores de soja, entre ellos, Argentina.
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