SALTA ENTREVISTA AL BIÓLOGO Y PREMIO NOBEL ALTERNATIVO
Raúl Montenegro: “Frente a la incertidumbre científica, primero está la salud”
06.01.14
El Dr. Raúl Montenegro es un biólogo cordobés, preside la FUNAM(Fundación para la defensa del ambiente) y es profesor titular de Biología Evolutiva de la Universidad Nacional de Córdoba. Reconocido durante su carrera con prestigiosos premios internacionales como el Nobel Alternativo 2004 (RLA-
Estocolmo, Suecia), el Global 500 de Naciones Unidas 1989 (UNEP-Bruselas, Bélgica) y el Nuclear Free Future Award 1998 (Salzburgo, Austria), asumió un fuerte compromiso en la difusión de las incidencias
que tienen sobre la salud las radiaciones electromagnéticas. En distintas ciudades del país, ha actuado como perito de parte en presentaciones legales que particulares vienen realizando para interponer recursos precautorios a la instalación de antenas de telefonía celular a escasos metros de viviendas, escuelas y hospitales, o solicitudes de remoción de estas estructuras en zonas densamente pobladas. En diálogo
con El Tribuno, se refirió al solapamiento de los efectos nocivos sobre los seres vivos que generan los campos electromagnéticos de las líneas de media y alta tensión, las radiofrecuencias y las microondas
de teléfonos y antenas de celulares.
¿La tecnología avanza mucho más rápido que las investigaciones biológicas de sus efectos sobre la salud humana?
Efectivamente, sobre todo cuando la incorporación tecnológica favorece grandes negocios. En tales casos los estudios, que necesitan lapsos importantes de tiempo, son considerados un obstáculo. En el caso de la telefonía celular y sus emisiones de microondas puede decirse que se experimentó y sigue experimentando con las personas. Somos parte del experimento.
¿Existe un gran desconocimiento público de las incidencias que tienen sobre la salud este tipo de radiaciones electromagnéticas?
En general sí, sobre todo porque las empresas que generan este tipo de contaminación no tienen demasiado interés en que se conozcan los riesgos. A nivel de radiación electromagnética son preocupantes los campos magnéticos generados por líneas de media y alta tensión, las radiofrecuencias -sobre todo desde antenas de FM- y las microondas de teléfonos y antenas celulares.
¿Cuáles son las actividades y funciones de los organismos vivos cuyo funcionamiento se altera cuando son expuestos a radiaciones no ionizantes?
Las microondas emitidas por antenas y teléfonos celulares generan dos grupos principales de efectos: los térmicos y los no térmicos. Los térmicos ocurren cuando las ondas absorbidas transfieren suficiente energía para aumentar la temperatura de las células y tejidos expuestos. Hay efectos térmicos a nivel de sistema ocular, testículos y sistema nervioso, por ejemplo. En cuanto a los efectos no térmicos es el universo que más efectos dañinos agrupa. La literatura registra efectos biológicos a niveles SAR muy por debajo de los 0,08 W/kg que adoptaron muchos países y a densidades de potencia tan pequeñas como 0,0004 ÁW/cm2. La mayor parte de los estándares desarrollados por ICNIRP/WHO/EU -vigentes en Argentina- se basaron mayoritariamente en efectos térmicos de naturaleza irreversible para exposiciones a corto plazo. Pero no consideran los no térmicos.
¿Cuáles son los principales efectos no térmicos de las microondas?
Entre los no térmicos destacan efectos sobre la proliferación celular, cambios en las membranas celulares y el flujo de iones, cambios en la barrera hematoencefálica, cambios en la concentración de la enzima ornitina decarboxilasa (ODC), cambios en la concentración de hormona melatonina, efectos sobre el sistema nervioso central, efectos sobre la conducta, daño genético, efecto sobre el desarrollo e incluso cáncer. Desde 2011 la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer incluye a las microondas de telefonía celular en el grupo 2 B, posible cancerígeno humano.
¿Por qué existen posturas totalmente encontradas sobre los niveles aceptables y las consecuencias de la alta exposición a las radiaciones no ionizantes?
Fundamentalmente, por los intereses creados, y porque el principio de precaución que estableció el artículo 4 de la ley Nacional de Ambiente en Argentina colisiona brutalmente con los intereses económicos y con el uso extremadamente generalizado de la telefonía celular. El problema en Argentina es que las normas adoptadas -las normas ICNIRP- son muy tolerantes. Protegen más los intereses de las empresas que la salud de las personas.
¿Las autoridades de los gobiernos locales, provinciales y nacionales utilizan estudios realizados por universidades nacionales antes de aceptar la instalación de antenas de telefonía celular? ¿Destinan fondos públicos para la investigación en este tema?
Dado que las normas ICNIRP son tan tolerantes, la mayoría de los valores medidos en zonas expuestas a antenas de telefonía celular se encuentran muy por debajo de esos límites. En cuanto a buena ciencia e investigación, es preferible aunar los resultados que ya se han estado obteniendo en muchos países. Debe quedar en claro, sin embargo, que no se ha demostrado la inocuidad de las microondas generadas por antenas de telefonía celular y celulares.
¿La normativa vigente para medición de campos electromagnéticos establecida por la Comisión Nacional de Comunicaciones da seguridad a la población?
No, pues las normas ICNIRP adoptadas permiten valores de densidad de potencia extremadamente altos. El estándar que se utiliza en Argentina para telefonía celular -de 1900 MHz, 950 microvatios por centímetro cuadrado- es 30.000 veces más alto que el estándar precautorio propuesto en Salzburgo, que es de 0,03 microvatios por centímetro cuadrado.
¿Qué suerte tienen los ciudadanos de lograr la remoción de antenas o directamente evitar su instalación en áreas pobladas?
Depende mucho de la persistencia de los ciudadanos, de su organización y de la proximidad que pueda tener un organismo público con las empresas de telefonía celular. Muchas antenas violan normativa vigente, sobre todo, zonificación y normas constructivas. En muchos lugares de Córdoba la acción ciudadana ha hecho que se retiren antenas, y los ejemplos se multiplican en muchos lugares de Argentina. Lo importante es hacer valer el principio de precaución. Frente a la duda científica, primero está la salud.
¿Es posible comprobar que las enfermedades relacionadas con una alta exposición a las radiaciones electromagnéticas aparecen en mayor proporción donde las radiaciones son más elevadas?
Sí, mediante estudios epidemiológicos de caso-control. Estos estudios requieren largos períodos de tiempo y que las personas no estén expuestas simultáneamente a otras formas de radiación no ionizante.
¿Se les resta validez a los estudios estadísticos al decir que también deben entrar en consideración otros aspectos ambientales que podrían causar los mismos resultados?
Precisamente el buen diseño de los estudios de caso-control evitan o reducen el solapamiento de efectos debido a otras fuentes de riesgo sanitario. Sin embargo, los estudios hechos en células y tejidos vivos, humanos, han demostrado claramente efectos negativos a dosis muy bajas.
¿Qué instrucciones da la OMS a las autoridades para la aplicación de políticas para la seguridad ambiental en materia de microondas?
Lamentablemente, la OMS, que es un organismo internacional interesante, no tiene una posición precautoria y realista sobre microondas. Comparte por ejemplo los criterios ICNIRP.
¿Por qué no es sencillo lograr que las autoridades apliquen el principio precautorio?
Porque están en general muy cerca de las corporaciones que se verían perjudicadas con la aplicación de ese principio. En Argentina el generalizado uso de la tecnología de telefonía celular hace que la propia sociedad sea en parte cómplice. Existe, sin embargo, tecnología de telefonía celular de menor impacto, pero nosotros tenemos los sistemas más primitivos y de mayor irradiación.
¿Las compañías de telefonía celular en un futuro cercano enfrentarán juicios con demandas millonarias como las tabacaleras?
Sí, es una cuestión de tiempo. Las empresas de telefonía celular de hoy sufrirán a mediano y largo plazo los mismos juicios que debieron enfrentar las tabacaleras. La inexistencia en Argentina de estudios epidemiológicos continuos es el principal aliado de las corporaciones.
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