“Crisis grave” por autorización a importar transgénicos en México, denuncian científicos
Los productos corresponden a “maíz, trigo, soya, canola, algodón– tolerantes al glifosato, glufosinato y al herbicida hormonal 2,4D; estudios epidemiológicos los relacionan a un aumento de alzheimer, autismo, cáncer, diabetes y otras 18 enfermedades
La Gran Época
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Lun, 2 Mar 2015 13:50 +0000
“Crisis grave” denuncian científicos mexicanos por la autorización de importar transgénicos en México.
La población mexicana está "frente a una crisis grave, aguda y drástica" de salud por la autorización de la Comisión Federal de Protección y Riesgo Sanitario (COFEPRIS), a la importación de 135 líneas de transgénicos para consumo humano, comunicó en febrero la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y Semillas de Vida (UCSS), en unión con la la Alianza por la Salud Alimentaria.
La experta en genética de La Universidad Autónoma de México (UNAM), Elena Álvarez Buylla, y directora del UCCS, manifestó su preocupación por la salud de los mexicanos, en base a un estudio en donde se revela la relación entre los OGM y el aumento de 22 enfermedades.
«Los productos corresponden a “maíz, trigo, soya, canola, algodón– tolerantes al glifosato, glufosinato y al herbicida hormonal 2,4D, uno de los componentes del llamado 'agente naranja' utilizado por Estados Unidos entre 1961 y 1971 en la guerra contra Vietnam, y los cuales son utilizados para el cultivo de los organismos genéticamente modificados (OGM)”», señalaron los científicos y la Alianza en su página de Internet y a través del medio La Jornada.
Sobre la liberación de transgénicos importados en México, el senador Isidro Pedraza Chávez informó en enero pasado que desde 1995 al día de hoy, “se han liberado 132 organismos modificados, de los cuales 67 son de maíz, 37 de algodón y 19 de soya, el resto es, papa, canola, jitomate, alfalfa, remolacha y arroz”. También indicó que se liberaron 13 productos en 2013 y cinco en 2014: tres de algodón, uno de soya y uno de maíz.
En noviembre pasado Elena Álvarez analizó que “la correlación entre el aumento de la prevalencia de enfermedades y el uso de glifosato y/o el cultivo de soya y/o maíz transgénicos tolerantes al mismo, es mayor a 90 por ciento en muchos de los casos a partir de mediados/finales de la década de 1990. Aunque una correlación no indica causalidad, el hecho de que la correlación sea tan alta para tantas enfermedades (22 estudiadas) indica que este herbicida es un agente causal”, después que el estudio epidemiológico fuera publicado en la revista Organic Systems, en el volumen 2, de noviembre de 2014.
En este documento se reveló un “significativo incremento en la incidencia y prevalencia de 22 enfermedades crónicas con el uso del herbicida glifosato en los últimos 20 años, en Estados Unidos como en todo el mundo”.
La especialista mexicana agregó que existen muchas otras investigaciones que denuncian los efectos de los transgénicos y de sus pesticidas. (Ver efectos de transgénicos)
“A estudios hechos en animales se suman datos epidemiológicos en Paraguay, Argentina y Estados Unidos, país en el que la salud de sus habitantes se ha deteriorado aceleradamente en los últimos 20 años. El aumento de muertes a causa de varios tipos de cánceres, diabetes, daño renal o por alteraciones metabólicas, o incluso por enfermedades como Alzheimer, a partir de mediados de la década de 1990, es pavoroso. Esto ha sido publicado en las revistas de mayor reconocimiento científico", escribió Elena Álvarez.
Al preguntarse ¿Cuál es la causa de esta tendencia?, explicó que "estudios recientes indican que el consumo de transgénicos y sus agrotóxicos asociados pudieran tener un papel causal. Los transgénicos se empezaron a liberar masivamente en Estados Unidos a principios de 1990. Uno de los componentes que más claramente se correlaciona con la tendencia es el glifosato, llamado Faena en México. Este herbicida se usaba desde aproximadamente 10 años antes de la liberación de los cultivos transgénicos en Estados Unidos, pero empezó a usarse masivamente en los transgénicos tolerantes al mismo”,
El senador Pedraza Chávez presentó una iniciativa para que el gobierno informe sobre el estado de los permisos de cultivos transgénicos autorizados en sus fases de liberación experimental, cultivos piloto o cultivos abiertos.
A su vez, reclamó la necesidad de analizar la inocuidad de los "132 OGM autorizados", y la importancia de promover en cambio el uso de variedades criollas, "que contribuyan a reducir la dependencia de productos agrícolas de importación”, según un comunicado del Senado de México.
Después de la prohibición del 10 de octubre de 2013 dada por el Juzgado Federal, a plantar y comercializar maíz OGM en México, las transnacionales están buscando otras vías para entrar en el mercado. De esta manera siguen recurriendo a la autorización de la Confederación Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) para el consumo.
Esto se suma a la plantación ilegal de otros productos transgénicos en Campeche y Yucatán, denunciada recientemente ante la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH).
Esta tendencia del gobierno mexicano de favorecer los productos OGM, en el país, hizo que el año pasado 24.450 personas en México, entre ellos, científicos, biólogos, químicos, profesores, académicos universitarios y ciudadanos, firmaran una carta dirigida al Presidente Enrique Peña Nieto, contra autorizaciones de siembra de maíz transgénico, según la Unión de Científicos Comprometidos por la Sociedad (UCCS).
La solicitud de firmas que apareció el 30 de marzo en el portal de UCCS, aspira a juntar un millón de reclamantes. En la lista destacan una gran cantidad de investigadores y profesionales conocedores del tema.
A nivel internacional al menos 800 científicos del mundo firmaron en contra de la liberación de productos transgénicos.
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