Argentina controlará y exigirá el cumplimiento en los contratos de alquiler de los campos
Por Merino Soto
El Ministerio de Agricultura convocará en breve al sector productivo y comercial para empezar a delinear la aplicación de la ley de arrendamientos actual y la modernización de algunos de sus artículos focalizado en el cuidado de los suelos y la rotación de los cultivos. Esto permitirá no sólo una planificación de los gastos en largos periodos de tiempo, sino que promoverá la participación e integración de los pequeños productores y de los pooles productivos regionales.
Durante la Jornada Nacional de Malezas que se realizó ayer en Oliveros, provincia de Santa Fe. El secretario de Agricultura, Gabriel Delgado adelantó que será más riguroso a la hora de controlar el cumplimiento de la ley 13246 de alquileres agrícolas. El problema pasa porque la misma tiene muchas aristas sin cumplir, como son los periodos de arrendamiento “de tres años que hoy no es respetado”, lo que genera un desorden en el sistema y permite que surjan los “contratos accidentales repetitivos”. Esto quiere decir que cuando un contrato con la misma persona excede el año, esta debe regirse por la ley de arrendamiento.
Esto significa un beneficio para los dueños y un daño para los inquilinos, dado que el propietario de la tierra busca sacar al máximo el alquiler sin importar lo que pasa en el suelo, con lo cual no se cumple lo más elemental: rotación de cultivos.
Hoy el monocultivo de soja sobre soja, hace que la agricultura no sólo en la Argentina sino en el mundo sea un agente económico y se piense en ella como una industria y no como un recurso natural plagado de organismos vivos.
Delgado además afirmó que la demora en el cierre de los contratos del año pasado fue perjudicial para el productor dado que no sólo permitió el crecimiento de las malezas sino también un mayor costo a la hora de combatirlas.
Por esto instó a que se reactivará el registro de los contratos que están bajo la órbita del Ministerio de Agricultura, y para eso se convocará a los actores de la cadena no sólo para ver los temas que deberían actualizarse en ley que data de 1948, sino también para poner en práctica muchos de los artículos que hoy no son respetados.
Jornada
El encuentro realizado ayer sirvió para buscar una solución sustentable a los problemas de malezas. Al respecto, el director del INTA Oliveros, Alejandro Longo, ofreció una mirada amplia sobre el eje de la jornada: “La problemática de las malezas atraviesa a todo el sector productivo, no sólo de la pampa húmeda sino que también de otras regiones. Y tiene que ver también con un problema que está atravesando el sistema agropecuario, muy difícil de tratar, por una simplificación el uso de tecnologías de insumo en desmedro del trabajo del campo”.
En conclusión, el evento sirvió para orientar al productor y al profesional sobre como tratar las malezas, saber de donde viene el problema para así empezar a solucionarlo y evitar su proliferación. La charla dejo una enseñanza. La maleza se maneja, no se controla.
Más control sobre las empresas agroquímicas
El excesivo y mal uso del glifosato, un herbicida que se hizo conocido por la empresa Monsanto, para el control de las malezas, permitió que éste se vuelva resistente al agroquímico y por ende hoy se convierta en un problema que aqueja a la agricultura mundial no sólo por su alta presencia en los campos sino también por los costos que se aplican para su eliminación.
En ese sentido, Estados Unidos a través de su Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), determinó que de ahora en más las empresas que comercialicen herbicidas deberán reportar un seguimiento continuo en su uso durante los primeros seis años, que incluyen trabajos topográficos, la educación del productor y planes de remediación. Si en dicho periodo de tiempo el mismo presenta resistencia en las malezas, los funcionarios podrían condicionar su uso.
La nueva medida recayó sobre la empresa Dow AgroSciences que lanzó a la venta su evento Enlist Duo, que según la EPA, permite el control de malezas en el maíz y la soja, tolerantes al 2,4-D y glifosato.
A futuro, la agencia nortemaericana tiene la intención de aplicar este enfoque a la gestión de resistencia de las malezas a los herbicidas que ya existen y los que vendrán.
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