El glifosato lo echó de San Salvador
Marcelo Wendeler, vivía junto a su familia en San Salvador pero una extraña enfermedad de sus hijos lo llevó a abandonar la ciudad. El hombre brindó su testimonio a la 93.3 FM Horizonte y aseguró: “mis hijos fueron infectados por pesticidas, pero nadie se anima a darnos un diagnóstico escrito”.
“En noviembre de 2011 empecé con un problema con los chicos, los mismo médicos que atendieron a mis hijos no se explicaban cómo podían estar vivos, ya que no podían extraerle sangre dado que la misma se quedaba coagulada en la aguja”, explicó Wendeler.
Y continuó: “Por tres días el más chico presentaba hinchazón completa. El médico Torrez, que fue quien me atendió en su momento, me derivó al hospital de Masvernat, de Concordia. Para entonces la nena también comenzó con el mismos problema”.
Wendeler indicó que los médicos le dijeron que era algo en el aire, sugirieron que se mude en un plazo máximo de abril porque si permanecían en San Salvador podían llegar a tener leucemia. “Fue así que tuve cerrar mi taller, cortar todas las actividades y en La Criolla encontré el lugar, los médicos me explicaron que antes había citrus pero ahora está parado por lo cual no se fumiga, y para los médicos este es el motivo que se contamine el aire y en La Criolla casi no hay fumigación aérea”.
“De esta forma el 23 febrero de 2012 me mudé y hasta hace 20 días atrás, venía perfecto, pero empezó a pasar una avioneta y en una semana los casos empezaron aparecer de nuevo. Tuve que ir a la comisaría, hice la exposición y al avión dejo de pasar y la situación en la piel de los chicos desapareció”, comentó el hombre y agregó: “Los médicos me dicen que quedaron muy sensibles a todos los productos químicos, pero no me supieron manifestar cual fue el producto que le ocasionó el problema, tampoco se animan a darme nada por escrito, solo manifiestan que vivo en zona de fumigaciones, y que si hablo no me podían seguir atendiendo, legalmente al caso lo lleva adelante Graciela Fernández”.
Por último el padre de familia afirmó: “Con el tiempo me di cuenta que cerca de mi casa en San Salvador lavaban las herramientas de fumigación y hasta los mosquitos con que tenían perdida de productos, pasaban por la Avenida, frente a mi casa”.
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