Alma de Nogal : Los Chalchaleros

jueves, 31 de marzo de 2011

Lentitud en toma de decisiones de la Tepco haría que el Gobierno de Japón cierre la central de Fukushima para siempre

El Gobierno japonés y Tepco admiten que no hay solución a corto plazo


Internacional
30/03/2011 - 22:28h

Joaquín Luna. Enviado especial
Los emperadores de Japón visitan refugiados del seísmo El Gobierno de Japón estudia “clausurar” la central nuclear de Fukushima en otra prueba de la impotencia que provoca la falta de avances para controlar la radiactividad, que ayer alcanzó máximos en las aguas próximas a la central (con concentraciones de yodo 131 superiores 3.355 veces al máximo legal).

Mañana se cumplen tres semanas de la tragedia y no hay perspectivas de un control efectivo de los seis reactores “en semanas”, según la propia compañía.
“No estamos en una situación en la que podamos decir que tendremos bajo control la central nuclear dentro de un determinado periodo de tiempo”, admitió el portavoz del Gobierno, Yukio Edano. Los síntomas de impaciencia de muchos sectores –financieros, internacionales y de la propia población japonesa– se notaron ayer en Tokio. Además de anunciar nuevas medidas de seguridad en las 55 plantas nucleares del país –que se adoptarán sin necesidad de cerrar ninguna–, el Gobierno baraja la nacionalización de Tepco (la Compañía Eléctrica de Tokio, propietaria de Fukushima) y esta parece resignada a acatar lo que le venga, estoicismo obligado por sus limitaciones sobre el terreno, sus irregularidades descubiertas en el cuidado de la central, en los planes de previsiones, su mala gestión informativa del accidente…

Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de desactivar la central para siempre, Yukio Edano esgrimió: “Está muy claro desde el punto de vista de la sociedad. Esa es mi percepción”. Poco antes de ser hospitalizado por su elevada presión sanguínea, Tsunehisa Katsumata, el presidente de Tepco, afirmó: “No tenemos otra opción que la de cerrar los reactores del 1 al 4 si miramos objetivamente sus condiciones”. Son los que siguen sin tener operativo el sistema de refrigeración mientras desprenden radiactividad al aire y al mar. Era la segunda vez que el patrón de Tepco se dejaba ver en público desde el pasado 11 de marzo.

Los frentes de la crisis nuclear se multiplican. Muestras de agua recogidas el martes a 330 metros de la central nuclear tenían una concentración de yodo radiactivo superior en 3.355 veces, lo que parece confirmar las filtraciones procedentes de los conductos de combustible de los reactores. Un portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear, Hidehiko Nishiyama, reiteró que no hay riesgos para la salud de la población, ya que no hay pesca en la zona y, además, la radiactividad se “diluirá significativamente” cuando llegue a las especies marinas y estas puedan ser consumidas. De momento, los japoneses no han caído en el pánico y la venta de pescado no ha registrado descensos significativos.
Pese a las reticencias iniciales, Japón ya recibe la cooperación exterior. Horas antes de la visita del presidente de Francia, el primer mandatario extranjero que visita Japón desde el terremoto, la presidenta de la compañía pública Areva, Anne Lauvergeon, y cinco expertos franceses llegaron ayer a Tokio. Para Francia, esta crisis puede repercutir en sus intereses: la energía nuclear es uno de los sectores donde Francia sigue siendo una referencia mundial. Antes de la catástrofe, Areva procesaba en el reactor número 3 de Fukushima un combustible mixto de uranio y plutonio, conocido como MOX, potencialmente devastador en términos de contaminación.

Sí decidido a la energía nuclear

Fukushima no ha afectado a la política energética de la Administración Obama. Estados Unidos sigue comprometido con la energía nuclear. Y los planes para construir nuevos reactores tras un hiato de treinta años –tras el accidente de la central de Three Mile Island, en Pensilvania– siguen en pie. Así lo dio a entender ayer el presidente Barack Obama en un discurso sobre la independencia energética de EE.UU. en el que fijó como objetivo reducir en el 2025 en un tercio las importaciones de petróleo.

La energía nuclear apenas mereció una breve reflexión. Obama recordó que una quinta parte de la electricidad estadounidense proviene de las centrales nucleares, e incluyó esta fuente de energía en el elenco de energías limpias. “Estoy decidido a garantizar que sea seguro”, dijo el presidente, que ha ordenado una revisión de la seguridad de todas las centrales estadounidenses. Las conclusiones de esta revisión, añadió, se tendrán en cuenta en el diseño y construcción de la nueva generación de centrales.


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