"La estupidez: desde el calentamiento global-financiero y en guerra"
Por Eduardo Sanguinetti Filósofo (Ph.d Cambridge, England)
Hay una película del director japonés Akiro Kurosawa llamada Los
sueños. Son los sueños del realizador. Fue una de sus postreras
creaciones, hace ya muchos años. Y lo que yo tengo para mí son sueños
de aquellos sueños filmados por Kurosawa.
Había uno que lo recordaré ahora tal y como lo tengo hoy, a tantos
años en la cabeza, con las imperfecciones del sueño. Se ve a una madre
con su hijita junto al mar. Desde el horizonte marino, con un cielo de
color impreciso, a la madre le llega de pronto la visión de un
estallido rojo, como un pequeño hongo rojo. La madre no sabe de qué se
trata. Se acerca un hombre que también mira y ella le pregunta qué fue
eso. "Estalló una usina nuclear", responde el hombre. "¡¿Y ahora?!",
dice la madre. "Ahora... ahora... vendrá una nube color rojo desde el
lugar de la explosión que matará a las plantas y a los pájaros..."
"¡Oh!, qué terrible", desespera la madre. Entonces se ve avanzar una
nube roja desde el horizonte marino que los envuelve íntegramente a
los tres. La madre abraza interminable a su niña, preguntando al
hombre: "¿Y ahora?" El hombre observa el horizonte y responde:
"Ahora... ahora vendrá una nube amarilla que matará inmediatamente a
todos, los seres humanos". Petrificada, muda, la madre abraza a su
hijita. La nube roja se disipa y, desde el horizonte, viene otra nube
magnífica y bella de densidad amarillenta. "¡¿Por qué?, ¿por qué?,
¿por qué ocurrió esto?!" grita la madre mientras la niebla amarilla
los va envolviendo. El hombre reflexiona: "Por una estupidez".
Sí, había ocurrido la peor estupidez. Finales de octubre de 2008. En
la Cumbre Mundial reunida en Pekín para tratar el calentamiento
global, las naciones ricas impusieron un cambio en la agenda.
Decidieron tratar la crisis financiera global. No cómo salvar la vida
sino cómo salvar los bancos. No de estrategias para proteger al vasto
genoma humano, sino de estrategias para proteger las ofuscadas
burbujas hipotecarias. No de amparar células sino de amparar títulos
de bolsa. En el fondo de la cumbre, sobre el horizonte con un cielo de
color indefinido, ocurrió un estallido. Primero avanzó una nube roja,
detrás la gran niebla amarillenta. Cubrió a todos los asistentes
sentados. Alguien preguntó "¿por qué?" Alguien, bebiendo de un vaso de
agua en plástico impecablemente higiénico, contestó: "Por una
estupidez".
Ya no se trata de otra cosa la suerte de la Tierra. La sensibilidad
contra la estupidez. Una pócima de lucidez contra tanta baqueteada
ineptitud.
La década del 90 ha sido la más caliente de los últimos mil años, pero
el dinero salvará la Antártida que, si se funde, el nivel del mar
aumentaría 61 metros. Indonesia podrá salvar en los próximos meses las
128 especies de mamíferos y 104 de pájaros al borde de extinción. Los
Estados Unidos proponen recuperar ya no el 11% de sus residuos sólidos
(frente al 30 de Europa) sino el 100%. Estamos al borde de otro mundo
posible. Brasil reforestará el equivalente a la superficie de Bélgica
que deforestó en los años 90. Entre 2005 y 2007, el Artico perdió en
hielos, según la NASA, el equivalente a dos Españas. Nunca más.
Si el ambiente, sino el campo de relaciones entre la naturaleza y la
cultura, de lo material y lo simbólico, del ser como existir y pensar,
del saber sobre las estrategias de apropiación del mundo y la
naturaleza, es posible intuir que la guerra próxima será
definitivamente contra el ambiente.
Estamos en los límites de la racionalidad. El itinerario
epistemológico desborda a las demarcaciones antiguas. Una guerra
contra la Tierra para beneficiarse de los resultados devengados por
salvar a la Tierra. Una Tierra como enemigo luego de dejarla al borde
del desastre por omisión de acciones y entonces sí, vencerla,
otorgándole un plan Marshall, y convocar a los pueblos para que den
todo lo de sí -que lo darán-, y que los bancos administren el Plan,
iniciando la "restauración" ambiental. Un dislate.
Abandonada en la guerra toda esperanza de complejidad, queda la
barbarie de una Tierra sin pachamama, sin retornos enriquecidos de
muertos y de vivos, de amor matrio.
Argumento que aún no comprendimos las fuentes de la aventura que
vivimos. Pero estamos en los bordes.
Podemos esperarlo todo desde ahora, lo que no podemos es transigir con
tanta criminal estupidez y en silencio el asesinato y exterminio en
acto como lo atroz de la invasión israelí al Estado Palestino, ni una
voz fuerte denuncia con las palabras exactas: Crimen, asesinato
exterminio, a lo que asiste mansamente la humanidad toda. Se suman los
Libia, Tunez, Egipto, Argelia y los que vendrán, en una marco donde
todo lo que deberá ser deshecho será deshecho, sin lugar para el grito
o el golpe contra el suelo.
La complejidad de los problemas planteados por la crisis posmoderna
del hombre, no es reductible a una crisis de burbuja financiera. Pero
la gran burbuja reventó y lo que queda es el hombre desnudo. Nosotros.
Hoy y aquí con vida.
Para detener la nube amarilla hay que descolgar el cielo. Lavarlo en
el mar de los sueños y las vigilias, y volverlo a su lugar.
El Primer diario de agrotóxicos inconscientemente arrojados en la República Argentina, América Latina, and so on ... Envíanos tus denuncias ambientales escaneadas con ingreso a algún organismo NACIONAL, MUNICIPAL, PROVINCIAL ( verifica la presencia de sello y firma, y foto, video) o tus acciones concretas del cuidado del medio ambiente en tu barrio. Bienvenido, nuevo corresponsal de NOGAL DE VIDA, a cambio de más oxígeno,agua y alimentos sanos en tu comunidad: arbolnuevodevida@gmail.com.
viernes, 11 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario